Yo solo seguía órdenes, yo solo fui un engrane en una máquina más grande que yo. Yo vengo de afuera, del mundo de los negocios. Mi esposa y yo construimos nuestro propio camino, desde fuera de México. No puede decirse que me obligaran a hacer algo, yo soy un hombre culto e inteligente. Aunque todo empezó en Davos, yo tengo el crédito por traer esas ideas, nuevos esquemas y paradigmas a México. Había que mantener a México en movimiento y eso fue lo que hice. Nada más, ni nada menos. Esto no es culpa ni responsabilidad, sino un hecho incontrovertible. Soy víctima del resentimiento social. Ojalá algún día todos vivamos en un país en donde comer en un buen restaurante sea un hecho admirado. Pero ni la cárcel ni las acusaciones de la gente me van a quitar mi educación ni mi refinamiento. Esto no es culpa ni responsabilidad, sino un hecho incontrovertible. A final de cuentas aprendí que entre criminales no hay honor. Afortunadamente, yo soy un caballero, si bien un caballero perseguido. Dije