“Nadie sabe lo que ha venido a hacer a este mundo, a qué corresponden sus acciones […] emperador o cargador, nadie conoce su fardo ni su corona.” León Bloy en El Alma de Napoleón La frustración y la impaciencia son palpables en el Frente Opositor. Al dar por terminado su proceso de selección de candidato prematuramente, se estrellaron de frente contra la predicción del presidente López Obrador de que Xóchitl Gálvez sería irremediablemente elegida como su candidata. Sin embargo, ese choque con el muro no despertó a nadie del Frente. Quedaron adormecidas las ilusiones de dos ocasos políticos, dos caras de la moneda del conservadurismo catrín. Primero, Santiago Creel que rompió en llanto al escapársele de las manos la candidatura opositora, que seguramente sería del PAN. Después, Beatriz Paredes que en medio de un amargo pesimismo reveló al Frente una negra verdad: “no imaginé que, a veces, los procesos democratizadores adoptan rutas mercadológicas más que ciudadanas, son los aprendizajes