La detención de Nazario N. en Guadalajara, identificado como secretario del Frente Transportista de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en Jalisco y presunto operador de un grupo de la violencia organizada, es una instancia más de redes criminales incrustadas en estructuras de la economía formal de Jalisco. Nazario Ramírez fue identificado por las autoridades federales como un operador responsable de extorsiones y venta de droga en Jalisco y Puebla. Su posición como líder sindical dentro de la CTM le otorgaba una identidad jurídica ventajosa para la violencia organizada. Históricamente, las estructuras sindicales han sido utilizadas por grupos delictivos para establecer una apariencia de legalidad. Las actividades gremiales pueden funcionar como un escudo para ocultar operaciones ilícitas, permitiendo a los líderes imponer cuotas bajo la amenaza de la violencia o el miedo, como se ha documentado en otros casos de extorsión a transportistas. Además, pueden cooptar o inducir...

Los jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno son víctimas de una larga cadena de violencia organizada y descomposición en Jalisco.

Se ha agudizado la confrontación de los grupos de poder que antes fueron aliados: la UDG y el Gobierno de Jalisco. La pelea presupuestaria disfraza el motivo real del conflicto, que es la disputa del control de distintos cotos de poder en Jalisco. La movilización estudiantil llamada desde las altas esferas de la UDG fue correspondida con desplegados y hasta manifestantes encapuchados. Exhibir así los métodos de disputa de estos dos grupos revela que ninguno de los dos cuenta con una amplia base social y que defienden intereses qué dejaron de ser conjuntos. Es decir, este conflicto es un conflicto de élites, mientras que la comunidad universitaria y la sociedad jalisciense siguen con grandes demandas no atendidas. Para ellos y ellas, este conflicto es irrelevante. https://www.milenio.com/opinion/editoriales/debate-generacional-jalisco/conflicto-udeg-opinion-representantes-partidos-jalisco