¿Usted no está cansado de que no lo escuchen? ¿No repite constantemente el mantra que reza "el gobierno nunca hace nada" porque está lleno de verdad?
La indolencia de nuestros funcionarios tiene un carácter polivalente - la corrupción e incompetencia ancestrales de nuestro gobierno han propiciado un desinterés generalizado en los asuntos públicos de parte de la mayoría de la población. ¿Cómo juega esto a favor del nuevo-viejo régimen?
En primer lugar, funciona como el gran igualador: todos los políticos son iguales. ¡Falso! Los hay incompetentes, mentirosos y ladrones. Pero también los hay asesinos, fraguadores de estratagemas para desactivar los reclamos de los ciudadanos, los hay cómplices con el narcotráfico.
En segundo lugar, funciona como el motor incansable para perpetuarse en el poder: Nunca nada va a cambiar. ¡Falso! El hacer creer que un voto individual no cuenta es ponerse un velo sobre los ojos cuando es en la acción política grupal, concertada, en donde radica la capacidad de dibujar nuevos escenarios que cambien las maneras de ejercer el poder.
En tercer lugar, abona a la simulación: De vez en cuando, la clase política reacciona y hace algo bueno. ¡Falso! La clase política es, por definición un grupúsculo muy reducido de personas con intereses comunes y maneras de detentar el poder que van desde la censura y la presión política hasta el asesinato de estudiantes.
Es en este último aspecto en el que vale la pena centrarse. El día 30 de septiembre de 2014, salieron a la calle decenas de miles de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional a demandar la no aplicación de un nuevo reglamento y la renuncia de la directora Yoloxóchitl Bustamante. Al tiempo, se ejecuta en Guerrero una búsqueda de más de 40 normalistas desaparecidos por el gobierno de manera violentísima en un conflicto que ya ha dejado varios muertos.
A pesar de este escenario de artero asesinato a estudiantes, ha sido la Secretaría de Gobernación quien ha jugado más rápido esta vez. Al soltar la bola al aire, ha agarrado casi todas las matatenas sin fallar. Ha prometido analizar las peticiones de los estudiantes del IPN y en un acto teatral, ha salido a tomar la palabra en el templete que colocaron los estudiantes afuera de la Segob. ¿Qué se ve mejor en una portada de periódico que un secretario de estado rodeado de manifestantes, escuchándolos?
Los estudiantes no deben de prestarle, metafóricamente, el templete a Osorio Chong. De las demandas de los estudiantes no deben de salir réditos políticos ni ganancia alguna para el Gobierno de la República - el único resultado aceptable es una verdadera autonomía universitaria que será producto el cumplimiento incondicional de todas las demandas estudiantiles.
La democracia en nuestras instituciones de educación superior no puede depender del beneplácito de un funcionario público de pacotilla -en turno-. Debe de ser una vigorosa lucha que continúe para conquistar, alcanzar y sostener la libertad de pensamiento y gestión de nuestras universidades a pesar de las autoridades gubernamentales. Esto no significa necesariamente ampliar el pliego petitorio, es cuidarse de que no se le dé un uso político para apaciguar el ímpetu de defender la educación científica, crítica, pública y gratuita.
Suerte en el camino a los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, que no faltarán obstáculos que los puedan hacer tropezar en su camino. El primero de ellos tiene rostro y apellido, y despacha desde el palacio de Cobián.
Pregúntenle a los maestros de la CNTE cómo les fue con Segob. Valentía y que no cese el esfuerzo.
La indolencia de nuestros funcionarios tiene un carácter polivalente - la corrupción e incompetencia ancestrales de nuestro gobierno han propiciado un desinterés generalizado en los asuntos públicos de parte de la mayoría de la población. ¿Cómo juega esto a favor del nuevo-viejo régimen?
En primer lugar, funciona como el gran igualador: todos los políticos son iguales. ¡Falso! Los hay incompetentes, mentirosos y ladrones. Pero también los hay asesinos, fraguadores de estratagemas para desactivar los reclamos de los ciudadanos, los hay cómplices con el narcotráfico.
En segundo lugar, funciona como el motor incansable para perpetuarse en el poder: Nunca nada va a cambiar. ¡Falso! El hacer creer que un voto individual no cuenta es ponerse un velo sobre los ojos cuando es en la acción política grupal, concertada, en donde radica la capacidad de dibujar nuevos escenarios que cambien las maneras de ejercer el poder.
En tercer lugar, abona a la simulación: De vez en cuando, la clase política reacciona y hace algo bueno. ¡Falso! La clase política es, por definición un grupúsculo muy reducido de personas con intereses comunes y maneras de detentar el poder que van desde la censura y la presión política hasta el asesinato de estudiantes.
Es en este último aspecto en el que vale la pena centrarse. El día 30 de septiembre de 2014, salieron a la calle decenas de miles de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional a demandar la no aplicación de un nuevo reglamento y la renuncia de la directora Yoloxóchitl Bustamante. Al tiempo, se ejecuta en Guerrero una búsqueda de más de 40 normalistas desaparecidos por el gobierno de manera violentísima en un conflicto que ya ha dejado varios muertos.
A pesar de este escenario de artero asesinato a estudiantes, ha sido la Secretaría de Gobernación quien ha jugado más rápido esta vez. Al soltar la bola al aire, ha agarrado casi todas las matatenas sin fallar. Ha prometido analizar las peticiones de los estudiantes del IPN y en un acto teatral, ha salido a tomar la palabra en el templete que colocaron los estudiantes afuera de la Segob. ¿Qué se ve mejor en una portada de periódico que un secretario de estado rodeado de manifestantes, escuchándolos?
Los estudiantes no deben de prestarle, metafóricamente, el templete a Osorio Chong. De las demandas de los estudiantes no deben de salir réditos políticos ni ganancia alguna para el Gobierno de la República - el único resultado aceptable es una verdadera autonomía universitaria que será producto el cumplimiento incondicional de todas las demandas estudiantiles.
La democracia en nuestras instituciones de educación superior no puede depender del beneplácito de un funcionario público de pacotilla -en turno-. Debe de ser una vigorosa lucha que continúe para conquistar, alcanzar y sostener la libertad de pensamiento y gestión de nuestras universidades a pesar de las autoridades gubernamentales. Esto no significa necesariamente ampliar el pliego petitorio, es cuidarse de que no se le dé un uso político para apaciguar el ímpetu de defender la educación científica, crítica, pública y gratuita.
Suerte en el camino a los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, que no faltarán obstáculos que los puedan hacer tropezar en su camino. El primero de ellos tiene rostro y apellido, y despacha desde el palacio de Cobián.
Pregúntenle a los maestros de la CNTE cómo les fue con Segob. Valentía y que no cese el esfuerzo.