Mucha de la subjetividad de la izquierda está en la oposición. Es decir, muchas de nuestras experiencias están primordialmente en oponerse, señalar contradicciones. Esas experiencias fueron muy valiosas para organizarnos de 2006 a 2018. Sin embargo, debemos cambiar. Abro hilo:
Los partidos políticos están llenos de contradicciones. Entrar a una época en donde hay que convivir con esa realidad no ha sido fácil para el partido movimiento. Los partidos son organizaciones INSTITUYENTES, construyen poder, no buscan destruir o desinstalar un poder.
Por eso es preocupante un discurso de oposición al propio poder que representa la Cuarta Transformación. No podemos voltear al otro lado, pensando que todavía somos oposición o que la oposición está dentro de nuestro propio partido. Ese pensamiento no lleva a ninguna parte.
Las tareas políticas pospuestas por Morena son justamente la razón de esta confusión. La formación política trunca no logró instalar la razón primordial de ser de Morena: dar forma a la 4T, a su programa y a combatir los poderes fácticos EXTERNOS a Morena.
La perredización del partido no solamente viene por la herencia histórica de Morena. Viene por un acostumbramiento a luchar contra corriente demasiado tiempo, a oponerse por principio a las contradicciones del poder, a no distinguir entre contradicciones y poderes fácticos.
Lo más preocupante de esta tendencia está en la cerrazón. La solución de izquierda a las contradicciones de grupos que luchan por el partido es inundarlo de pueblo, de gente. Contrario a esto, se ha burocratizado y se instaló un politburó en Morena que ve enemigos por doquier.
Sin embargo, como nos recuerda Michels, la "culpa" no es de los compañeros. Esto es una *tendencia* (Michels incluso señala que es 'natural') de los partidos. Nos corresponde instalar dinámicas de equilibrios y acentuar la parte del *PARTIDO* de nuestro partido-movimiento.