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El Soberano: Julen necesita un médico

Julen tiene pesadillas constantes. En las noches durante sus sueños, ve brigadas de médicos que lo persiguen en un callejón sin salida y que le gritan palabras extrañas como “bienestar” y “empatía”, además de que quieren adueñarse de sus propiedades y su auto. El acento extraño de los médicos angustia gravemente a Julen, que se siente ajeno en sus propios sueños, como desterrado.

Durante el día, Julen ha discutido estas pesadillas con colegas suyos, que comparten experiencias similares. Todos ellos (incluyendo a su amiga Lilly) tienen sueños extraños, símbolos arcanos de una era anterior que los persiguen día y noche. A Lilly le aqueja una pesadilla recurrente: ella corre por un desierto perseguida por una ambulancia cuyos tripulantes le gritan “esta ambulancia no existe”. Colegas de Lilly y Julen acudieron a un amigo suyo para que pudiera descifrar estas pesadillas. Fue así como llamaron a Santiago.

Santiago llegó de muy lejos y es especialista en descifrar sueños mediante sesiones espiritistas y otras técnicas poco ortodoxas. Santiago platicó con Julen y Lilly, y les explicó el significado terrible de estos símbolos amenazantes. “No tengo duda”, les dijo Santiago, “de que pronto sobrevendrá una gran tragedia para ustedes. Por suerte tengo la solución para evitarla”. Santiago les afirmó que, para desterrar estas pesadillas horribles, tenían que firmar con sangre de su sangre un pergamino que él había redactado con un conjuro. El texto del pergamino iba más o menos así:
Acepto que estos demonios que me acechan son porque hemos renegado de nuestras raíces. Acepto dedicar mi cuerpo y alma a expulsar a aquellos que atacan nuestra sangre y origen, traicionando la estirpe real de la cual venimos todos. Jamás dejaré que la gran masa anónima y amorfa me robe mi descendencia de príncipe o princesa, porque llevar a mi tierra el reino perdido de Hispania es mi misión de vida. Amén.
Después de firmarlo, Julen y Lilly no se sintieron mejor. Al contrario, se dieron cuenta que sus colegas menos cercanos se extrañaron de esas extrañas maneras de proceder. “Te desconocemos, Julen. Tú no eras así o al menos, no conocíamos ese lado de ti”. Decepcionados, a Julen y a Lilly les invadió la tristeza. En vez de seguir consejos místicos de extraños lugares, emprendieron la búsqueda de un especialista médico que pudiera decirles cómo parar estas pesadillas y alucinaciones. Julen y Lilly necesitan un doctor, ojalá lo encuentren. Por lo pronto, siguen en la búsqueda.

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