Ciro Murayama escribió en días pasados “Por primera vez en décadas se aprueba una reforma electoral SIN consenso”.
Visto desde el presente, está claro que al irrumpir Morena en la política mexicana se rompe el consenso neoliberal que tenían firmemente establecidas las relaciones de complicidad de Lorenzo Córdova con los líderes del PRI, PAN y PRD. El INE se dejó colonizar, pero también colonizó a los partidos políticos, intercambiando reformas gradualistas por impunidad electoral para los 3 partidos mayoritarios.
Este intercambio de impunidad está evidenciado por hechos como el que las más fuertes sanciones, como el retiro de candidaturas a gobernador, solamente se llevaron a cabo después de 2018. Hay ejemplos de la laxitud del INE por doquier y constan en sus dictámenes del Consejo General desde el 2005 y la intromisión de Fox en las elecciones en delante.
Este mecanismo llevado a cabo por el INE y los partidos mayoritarios para simular ante la sociedad que los procedimientos de la corrompida democracia electoral mexicana funcionaban, es a lo que Murayama le llama “consenso”. Y sí, coincido con él. Se ha roto ese consenso y eso es bueno.
Un análisis serio de la reforma electoral propuesta por López Obrador difícilmente se adapta a la forma de una columna de opinión. Sin embargo, desde un texto como este sí se puede clarificar que una reforma sin el consenso corrupto de antaño es necesaria, pertinente y que la desesperación de Murayama es confirmación de ello.
Al consenso al que se refiere el consejero militante de la oposición es al consenso partidista, no a la opinión ciudadana mayoritaria. Hagamos un repaso por las reformas electorales anteriores:Por primera vez en décadas se aprueba una reforma electoral SIN consenso.
— Ciro Murayama (@CiroMurayamaINE) December 15, 2022
DESDE el gobierno.
CONTRA la democracia.
Atenta contra el respeto al voto.
Desmantela al @INEMexico
Inicia la batalla jurídica para evitar la consumación autoritaria.
Pero hay esperanza, es ésta 👇 pic.twitter.com/KsgDFzwB2n
- 1977 – Aprobada bajo el régimen de partido único.
- 1986 – Introduce la figura de representación proporcional que a la postre sería distorsionada y pervertida hasta quedar inservible como hoy en día es evidente.
- 1990 – Todavía bajo el régimen autoritario, ya con régimen pluripartidista. Se crea el IFE.
- 1993 – Se comienza a crear el camino para que el IFE gestione el procedimiento de las elecciones, incluyendo su validez.
- 1994 – Comienza la captura del IFE por consejeros “ciudadanos” que en realidad están influenciados y hasta controlados por los partidos políticos. Comienza el entramado de simulación de la pretendida independencia del IFE.
- 1996 – Se empodera de nuevo a los consejeros para que solo puedan votar ellos en los órganos de dirección.
- 2008 – Primera reforma posterior al régimen autoritario. Se le dan más de 50 nuevas atribuciones al INE. Sigue la construcción del entramado de simulación posterior al fraude de 2006.
- 2014 – Se crea el IFE ante el desastre, ineficacia y colonización de los Organismos Locales por parte de gobernadores y diversos grupos fácticos.
Visto desde el presente, está claro que al irrumpir Morena en la política mexicana se rompe el consenso neoliberal que tenían firmemente establecidas las relaciones de complicidad de Lorenzo Córdova con los líderes del PRI, PAN y PRD. El INE se dejó colonizar, pero también colonizó a los partidos políticos, intercambiando reformas gradualistas por impunidad electoral para los 3 partidos mayoritarios.
Este intercambio de impunidad está evidenciado por hechos como el que las más fuertes sanciones, como el retiro de candidaturas a gobernador, solamente se llevaron a cabo después de 2018. Hay ejemplos de la laxitud del INE por doquier y constan en sus dictámenes del Consejo General desde el 2005 y la intromisión de Fox en las elecciones en delante.
Este mecanismo llevado a cabo por el INE y los partidos mayoritarios para simular ante la sociedad que los procedimientos de la corrompida democracia electoral mexicana funcionaban, es a lo que Murayama le llama “consenso”. Y sí, coincido con él. Se ha roto ese consenso y eso es bueno.
Un análisis serio de la reforma electoral propuesta por López Obrador difícilmente se adapta a la forma de una columna de opinión. Sin embargo, desde un texto como este sí se puede clarificar que una reforma sin el consenso corrupto de antaño es necesaria, pertinente y que la desesperación de Murayama es confirmación de ello.
En su último llamamiento público, Murayama comienza a virar hacia lo sentimental, aduciendo que con la reforma serán despedidos trabajadores de las juntas distritales. Yo no creo en su súbita y apasionada defensa de los trabajadores. Yo creo que incluso suponemos buena fe de parte de Murayama, en el mejor de los casos fue un incauto y una herramienta que sirvió para que el corrupto consenso de antaño despidiera impunemente a miles de trabajadores del estado con sus reformas estructurales. También permitió a ese corrupto consenso erosionar derechos laborales, permitiendo la subcontratación. Pero yo no creo que Murayama sea un inocente instrumento que fue utilizado. El participó en ese consenso corrupto y lo defiende con tanta vehemencia porque es producto de él.— Ciro Murayama (@CiroMurayamaINE) December 14, 2022
Invité a los legisladores que van a votar la reforma a ver a los ojos a los funcionarios del @INEMexico
Que miren de frente a quienes integran las 300 Juntas Ejecutivas Distritales que la reforma plantea desaparecer.
Eviten ese daño laboral, institucional y a la democracia 👇 pic.twitter.com/52lPzGQtXd