Ir al contenido principal

El Soberano: Fuera de consenso

Ciro Murayama escribió en días pasados “Por primera vez en décadas se aprueba una reforma electoral SIN consenso”. Al consenso al que se refiere el consejero militante de la oposición es al consenso partidista, no a la opinión ciudadana mayoritaria. Hagamos un repaso por las reformas electorales anteriores:
  • 1977 – Aprobada bajo el régimen de partido único.
  • 1986 – Introduce la figura de representación proporcional que a la postre sería distorsionada y pervertida hasta quedar inservible como hoy en día es evidente.
  • 1990 – Todavía bajo el régimen autoritario, ya con régimen pluripartidista. Se crea el IFE.
  • 1993 – Se comienza a crear el camino para que el IFE gestione el procedimiento de las elecciones, incluyendo su validez.
  • 1994 – Comienza la captura del IFE por consejeros “ciudadanos” que en realidad están influenciados y hasta controlados por los partidos políticos. Comienza el entramado de simulación de la pretendida independencia del IFE.
  • 1996 – Se empodera de nuevo a los consejeros para que solo puedan votar ellos en los órganos de dirección.
  • 2008 – Primera reforma posterior al régimen autoritario. Se le dan más de 50 nuevas atribuciones al INE. Sigue la construcción del entramado de simulación posterior al fraude de 2006.
  • 2014 – Se crea el IFE ante el desastre, ineficacia y colonización de los Organismos Locales por parte de gobernadores y diversos grupos fácticos.
Claro que se nota el consenso, porque en 6 de las 8 reformas gobernaba el PRI autoritario y en las dos reformas restantes, gobernó el Pacto por México del PRI, PAN y PRD. La última gran reforma electoral fue en 2014, cuando todavía Morena estaba inmerso en su proceso de confirmación y un año antes de que consiguiera sus 35 primeros diputados federales en 2015.

Visto desde el presente, está claro que al irrumpir Morena en la política mexicana se rompe el consenso neoliberal que tenían firmemente establecidas las relaciones de complicidad de Lorenzo Córdova con los líderes del PRI, PAN y PRD. El INE se dejó colonizar, pero también colonizó a los partidos políticos, intercambiando reformas gradualistas por impunidad electoral para los 3 partidos mayoritarios.

Este intercambio de impunidad está evidenciado por hechos como el que las más fuertes sanciones, como el retiro de candidaturas a gobernador, solamente se llevaron a cabo después de 2018. Hay ejemplos de la laxitud del INE por doquier y constan en sus dictámenes del Consejo General desde el 2005 y la intromisión de Fox en las elecciones en delante.

Este mecanismo llevado a cabo por el INE y los partidos mayoritarios para simular ante la sociedad que los procedimientos de la corrompida democracia electoral mexicana funcionaban, es a lo que Murayama le llama “consenso”. Y sí, coincido con él. Se ha roto ese consenso y eso es bueno.

Un análisis serio de la reforma electoral propuesta por López Obrador difícilmente se adapta a la forma de una columna de opinión. Sin embargo, desde un texto como este sí se puede clarificar que una reforma sin el consenso corrupto de antaño es necesaria, pertinente y que la desesperación de Murayama es confirmación de ello.
En su último llamamiento público, Murayama comienza a virar hacia lo sentimental, aduciendo que con la reforma serán despedidos trabajadores de las juntas distritales. Yo no creo en su súbita y apasionada defensa de los trabajadores. Yo creo que incluso suponemos buena fe de parte de Murayama, en el mejor de los casos fue un incauto y una herramienta que sirvió para que el corrupto consenso de antaño despidiera impunemente a miles de trabajadores del estado con sus reformas estructurales. También permitió a ese corrupto consenso erosionar derechos laborales, permitiendo la subcontratación. Pero yo no creo que Murayama sea un inocente instrumento que fue utilizado. El participó en ese consenso corrupto y lo defiende con tanta vehemencia porque es producto de él.

Lo más leído de Rodrigo Cornejo:

Reseña: "Los de Abajo" de Mariano Azuela

Antes de que Azuela decidiera cambiar su estilo a uno más surreal y psicológico, escribía un poco como Hemingway. Aunque él lo antecede, Hemingway tenía un objeto del deseo más noble y náutico que la revolución mexicana - el mar cubano. Azuela supo lidiar con lo que tenía enfrente en 1915 con un lenguaje directo y seco. No por ello es plano. Narrar como cae al suelo un federal al que habían "acostumbrado a no comer" es una estampa que brilla por su simpleza pero que también es dura y corroe. La conciencia de la violencia en medio de mezquites y nopales emerge de este libro. No se disculpa por existir. La revolución no civilizó a México, solamente desplegó fuerzas humanas y montaraces contra los intentos de modernizar el país a punta de esclavitud. Las 'limpiadas' que hacían al llegar a los pueblos los personajes de Azuela al principio son nobles pero culminan en una banda de pistoleros que cepillan el poco maíz de un campesino solamente porque pueden. Nadie gana ...

Reseña: El rey viejo de Fernando Benítez

Es un azar. Los que nos eran leales nos traicionaron, los que fueron traidores pueden salvarnos. no sabemos ya nada de nada. — Extraño país el nuestro. — Es un país corrompido hasta la médula de los huesos -suspiró. Enrique a Carranza, en medio de su huída. El sueño y desencanto de un burócrata con aspiraciones de intelectual perfila muy bien el momento de quiebre que tal vez pasaron los secretarios de este nuevo régimen. Ellos, al igual que Enrique, el burócrata de El rey viejo, fueron violentamente atravesados por la crudeza de la política mexicana cuando creyeron que podían acceder a las glorias del gobierno y hacer historia sin penurias o dificultades. "No hay un gran mexicano que no sea o haya sido un fugitivo". No me simpatiza la causa legalista de Carranza pero la corta novela ayuda a forjar una extraña empatía del orden ante el caos de los mexicanos que no se cansaban de guerrear entre ellos, cambiando de bando conforme la necesidad, la codicia y ...