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El caso Nexos y la libertad de expresión

Hace algunos días, la revista ‘Nexos’ fue multada e inhabilitada por falsificar un documento del Infonavit. La revista recibió un contrato de publicidad oficial, pero en el papeleo requerido presentó un documento apócrifo. Esto lo hizo para decir que no debía sus cuotas patronales cuando en realidad sí tenía un adeudo. Más allá de la contradicción de publicar en sus páginas columnas a favor de los derechos laborales de los trabajadores, hablemos del argumento de sus dueños y editores.

“No hay libertad de expresión” nos dicen en una editorial, alineándose al coro de las voces que dicen que en México vivimos una época difícil para la prensa. Todo esto a pesar de que ellos tienen espacios amplios en televisión abierta, medios de comunicación privados propios y que son amplificados por sus amigos y contactos en medios de comunicación privados a nivel internacional. Ni siquiera hablaremos de los nexos salinistas de dicha revista justo después del fraude del ’88, porque no alcanzaría el espacio.

Entrados en materia, hablemos de libertad de prensa. En los peores momentos del combate calderonista en la “guerra contra el narco” -plenamente desacreditada ahora por sus vínculos con el Cártel de Sinaloa-, un valiente periodista michoacano, Jesús Lemus Barajas, fue perseguido y encarcelado por revelar los nexos de la hermana de Calderón, “Cocoa”, con la Tuta. 

Una búsqueda rápida en Nexos no arroja una sola columna dedicada a advertir acerca de esta persecución política a Jesús Lemus. Este periodista tiene un libro en puerta, “El Licenciado” justamente sobre esta experiencia y sobre cómo el calderonismo, aquel que lo mandó matar y encarcelar, dejó a México en ruinas.

Tampoco encontré en otra búsqueda rápida referencias a Olga Wornat, valiente periodista que desde temprano en los gobiernos panistas denunció el despotismo de la primera dama, quien buscó gobernar a través de un disminuido e incapaz Vicente Fox. De las demandas y la persecución que se desató no hay en Nexos tampoco valientes textos defendiendo esa libertad de expresión. 

Con otro libro próximo a publicarse, titulado “Felipe El Oscuro” (que sólo ha podido salir a la luz porque ya hay genuina libertad de expresión), estamos seguros que por la pluma de Olga Wornat aprenderemos más acerca de cómo estos dos tiranos de la derecha buscaron aplastar a periodistas por debajo de la mesa, haciendo uso de las formas más oscuras y gangsteriles que pudieron encontrar.

Comparemos: una revista es sancionada por un acto ilegal de manera transparente y utilizando los mecanismos legales y legítimos para ello. Dos periodistas son exiliados, desterrados y uno de ellos encarcelado junto a delincuentes de alta peligrosidad. Sé que el Pueblo de México, en un esfuerzo de sensatez, sabrá diferenciar cuando la libertad de expresión está realmente en riesgo y cuando las élites, dueñas de medios privados, usan la leyenda negra de la persecución política para defender sus tribunas, intereses y su pretendido “derecho” de seguir privatizando la opinión pública.

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