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Columna: El robo de las pensiones

Las oscuras circunstancias en las que María Amparo Cásar cobró una pensión multimillonaria de PEMEX han sido expuestas en el foro más público de nuestro país – la conferencia mañanera del presidente. Las quejas de los apoyadores de Cásar no se han hecho esperar, quienes acusan que revelar “datos personales” de ella equivale a una persecución política.

En período en el que esta pensión fue tramitada y cobrada, tanto el finado Carlos Fernando Márquez Padilla García como María Amparo Cásar eran funcionarios públicos, uno de PEMEX y otra de la Secretaría de Gobernación. Sus actos eran susceptibles de escrutinio y lo siguen siendo, aunque haya transcurrido mucho tiempo desde el trámite y cobro de una pensión fraudulenta por decenas de millones de pesos.

Esto sucede posterior a la creación del Fondo de Pensiones para el Bienestar, un esfuerzo del Gobierno de México por restituir el derecho de millones de mexicanos a recibir una pensión justa, equivalente a su ingreso. Esto, usando fondos ociosos que las AFORES han acaparado para seguir invirtiendo dinero y ganando con ello dividendos privados a través de contribuciones sociales públicas, que pertenecen a los trabajadores.

Una pensión millonaria cobrada por una persona es defendida por la oposición, mientras que pensiones justas para millones de mexicanos son nombradas como un “robo”. La ironía de defender el derecho de una sola persona de cobrar 31 millones de pesos en 20 años (más de 1 millón de pesos al año) y atacar el derecho de la gente común de tener una pensión de algunas decenas de miles de pesos mensuales extiende su sombra al proceso electoral en curso. A menos de 1 mes de que los mexicanos decidan entre dos proyectos políticos, en cada choque público entre el proyecto transformador y el proyecto conservador se aportan más evidencias de que la corrupción del pasado es parte del manto protector de los que critican a la Cuarta Transformación.

En entrevista con Leonardo Curzio, la propia María Amparo Cásar admitió que no le sorprendió enterarse de que el esquema de su pensión haya sido revelado. Con una voz inexpresiva (dama de hielo, Xóchitl dixit) Cásar en realidad no atina a defenderse de ninguna forma coherente, solamente afirma que este episodio es producto de su oposición al presidente. A ella y a muchos opinadores partisanos, les sigue pareciendo increíble recibir respuestas políticas a los ataques políticos que ellos mismos propalan.

Por más que exista la información necesaria para que la derecha conservadora se de cuenta de que el país se ha repolitizado, ésta sigue siendo presa de una falsa conciencia por el velo liberal que está por encima de su diagnóstico de país. Contrapesos, datos personales, ataques, hiperpresidencialismo, nuevo PRI. Hilando variaciones de esas palabras es como se defienden a sí mismos, ya después de haber dejado de defender con el mismo vigor del inicio la campaña de Xóchitl Gálvez.

La oposición y María Desamparo Cásar están en un desahucio ideológico porque no han aprendido a combatir políticamente para defender una corrupción individual que solo tiene parangón en la corrupción sistemática del régimen del PRIANRD. Dicho régimen les ha abandonado políticamente a los opinadores como ella para que se defiendan solos, porque han dejado de pesar, de ser útiles. Cuando la elección arroje su resultado, el caso de corrupción de María Amparo Cásar quedará atrás independientemente de su resolución judicial, porque mientras ella robó su pensión, el proyecto transformador recuperó las pensiones de millones de mexicanos que sí las merecían.



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