Puente Grande fue símbolo de la fallida política de seguridad del foxismo, calderonismo y peñismo. Se toleraban fiestas con alcohol y prostitución y desde ahí se daban órdenes a control remoto a grupos de la delincuencia. Tan solo este mayo pasado, la negra herencia de corrupción y malos manejos terminó en balazos entre internos. El asesinato de un director culmina esta historia de violencia y descontrol. Entre internos de los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación, la decisión de reubicar a los internos es sabia pero difícil. Cuidando el equilibrio y manejo de otros penales, es necesario cerrar el oscuro capítulo de la historia reciente de México y reasignar a estos reos a otros lugares. La pacificación de nuestro país será difícil pero hay símbolos que pesan y Puente Grande dejará de ser esa mancha negra en la historia reciente del crimen y la política en México.
Mucha de la subjetividad de la izquierda está en la oposición. Es decir, muchas de nuestras experiencias están primordialmente en oponerse, señalar contradicciones. Esas experiencias fueron muy valiosas para organizarnos de 2006 a 2018. Sin embargo, debemos cambiar. Abro hilo: Los partidos políticos están llenos de contradicciones. Entrar a una época en donde hay que convivir con esa realidad no ha sido fácil para el partido movimiento. Los partidos son organizaciones INSTITUYENTES, construyen poder, no buscan destruir o desinstalar un poder. Por eso es preocupante un discurso de oposición al propio poder que representa la Cuarta Transformación. No podemos voltear al otro lado, pensando que todavía somos oposición o que la oposición está dentro de nuestro propio partido. Ese pensamiento no lleva a ninguna parte. Las tareas políticas pospuestas por Morena son justamente la razón de esta confusión. La formación política trunca no logró instalar la razón primordial de ser de Morena: dar f