En Jalisco, desde hace una década se ha instalado un estilo de gobernar que coincide en casi todo con la derecha privatizadora y neoliberal que quedó derrotada en las urnas este 2018. Es una manera de gobernar desde las agencias de mercadotecnia, desde mesas de especialistas ‘independientes’ y desde un manto progresista en apariencia, cuyo trasfondo es la alianza (de jure y de facto) con el Partido Acción Nacional y sus votantes. En Jalisco, Movimiento Ciudadano intenta revivir el maltrecho proyecto ideológico y económico del PAN.
Las pruebas de este estilo se encuentran por doquier: nombrar mediante una mala adaptación de la gobernanza gringa un “gerente de la ciudad”, exenciones fiscales para funcionarios en activo que jamás dejaron sus negocios para ir a gobernar y ‒la más reciente‒ los cortes de agua potable, especialmente en colonias pobres de la ciudad hasta por 15 días.
Las justificaciones ante estos abusos del poder tienen eco en medios de comunicación locales por la afinidad de ciertos periodistas con el gobierno estatal, sobre todo quienes son críticos del Presidente López Obrador. Sin embargo, la relación del gobierno con los medios locales ha empeorado tanto, que un grupo de 5 periodistas de MVS acusan al director de comunicación social de Alfaro de provocar su despido. Estas acciones se suman a la cooptación abierta de periodistas con fines de hacer contraste al gobierno federal, pregonando una supuesta mesa de análisis para renegociar el pacto federal.
Este estilo de gobernar tendrá su prueba del ácido este año, dado que Movimiento Ciudadano ha decidido caminar sin coaliciones (al menos legalmente hablando) en las siguientes elecciones. Los líderes de MC venden esta decisión como una cuestión ética o política, cuando es puro pragmatismo.
¿Por qué esta decisión es pragmatismo y cómo pinta el panorama? El aliado electoral de MC, el grupo compacto de la Universidad de Guadalajara, consiguió su propio partido político local y rompieron su alianza con Alfaro: ya no lo necesitan. El partido político de Kumamoto se disputa el mismo electorado que MC, pero solo en Zapopan y pequeñas partes de Guadalajara ‒además, lleva una cordial relación con el alcalde saliente de Zapopan por MC, Pablo Lemus‒. Con este grado de fragmentación y la trayectoria descendente del gobernador, no podemos dar nada por hecho, pero la certeza es que Movimiento Ciudadano gobierna Jalisco como si fuera una empresa cuyos accionistas son desarrolladores inmobiliarios.
La debilidad de su alianza con el PAN es doble: el proyecto conservador fue desechado de Jalisco hace años por razones muy similares al triunfo de Morena en 2018 y los votantes panistas de hueso colorado exigirán una opción electoral de una derecha mucho más clara a la hora de pintar a su enemigo. Los conservadores que militan por convicción pelean una lucha a muerte contra el proyecto de la 4T y exigen definiciones mucho más claras que las del ‘pan naranja’.
En esta compleja operación ideológica en la que MC intenta desprenderse de sus aliados para intentar una tímida “tercera vía” junto con las élites de la sociedad civil S.A de C.V. y trata de situarse entre la extrema derecha y el Obradorismo, la Cuarta Transformación se erige como una opción clara. ¿Para quién? Para todos los jaliscienses que ven que los beneficios económicos y sociales son para algunos pocos: para los amigos y para quienes ya tenían negocios multimillonarios y gustan de saltarse toda clase de reglas porque, para ellos, la ley es una sugerencia que se puede evitar si tienes suficiente dinero.