La violencia en Jalisco se agudiza. Los elementos necesarios para tener el control de la seguridad están presentes: el gobernador tiene a alcaldes afines y tuvo manga ancha para designar al fiscal. A pesar de esto, la seguridad se deteriora y la violencia ha rebasado al Estado (con mayúscula) y a la sociedad. No hay una respuesta articulada y coherente al respecto de los asesinatos de menores, las desapariciones y al crimen del día a día que afecta el sur de Jalisco y la ZMG. Sin embargo, sí hay alternativas. Pero el divorcio del gobierno estatal con el federal sigue debilitando una de las pocas alternativas viables de convocar a la sociedad a participar en la pacificación: articularse con el presidente Obrador sin peleas. Tristemente, es cuestión de prioridades - sigue habiendo más interés en crear una oficina de impuestos separatista y hacer doble tributación que en articularse para mejorar la seguridad.
Es un azar. Los que nos eran leales nos traicionaron, los que fueron traidores pueden salvarnos. no sabemos ya nada de nada. — Extraño país el nuestro. — Es un país corrompido hasta la médula de los huesos -suspiró. Enrique a Carranza, en medio de su huída. El sueño y desencanto de un burócrata con aspiraciones de intelectual perfila muy bien el momento de quiebre que tal vez pasaron los secretarios de este nuevo régimen. Ellos, al igual que Enrique, el burócrata de El rey viejo, fueron violentamente atravesados por la crudeza de la política mexicana cuando creyeron que podían acceder a las glorias del gobierno y hacer historia sin penurias o dificultades. "No hay un gran mexicano que no sea o haya sido un fugitivo". No me simpatiza la causa legalista de Carranza pero la corta novela ayuda a forjar una extraña empatía del orden ante el caos de los mexicanos que no se cansaban de guerrear entre ellos, cambiando de bando conforme la necesidad, la codicia y ...