Hace unos días, el Presidente nos informó que había resultado positivo a covid-19, aunque con síntomas leves, guardaría reposo durante los próximos días y que la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sería quien asumiría la labor de informar diariamente en las mañaneras, el estado que guarda el país, comprobando que, a pesar de los insultos, su papel es fundamental para la gobernabilidad de México. El Presidente, fiel a su convicción de que el poder no es una charola para obtener beneficios personales, esperó su turno a la vacuna como tantos mexicanos más. A pesar de la enfermedad, las labores de nuestro jefe de Estado siguen su curso; prueba de ello fue la llamada que tuvo con el presidente ruso Vladimir Putin, mediante la cual negoció la llegada de 24 millones de vacunas Sputnik V.
Ante este hecho, las reacciones no se hicieron esperar y miles de personas en sus redes sociales le mandaron mensajes de fuerza y aliento al Presidente, deseándole su pronta recuperación y mejora. A través del HT #FuerzaPresidente, las y los ciudadanos de distintos rincones del país nos comprobaron que lo que siembras, cosechas; en el caso de Andrés Manuel, amor y cariño hacia lo que representa su persona.
Por otro lado, la oposición volvió a mostrar su peor cara, de forma ruin y mezquina hubo quienes aseguraban que la enfermedad del Presidente era una cortina de humo para distraer ante el tema de las vacunas. Sin embargo, lo más infame fueron aquellas muestras de alegría ante la condición del Presidente y hubo hasta quienes desearon que su sistema inmune no resistiera el virus, para que se sumara a las lamentables cifras de decesos que nos ha dejado esta pandemia. Estos hechos me recordaron cuando, a mediados de los años 50, a Evita Perón le dio cáncer y algún opositor -alegrándose de la situación- escribió en las paredes de Buenos Aires “¡Viva el cáncer!”. Otros tantos, argumentando que tenían “derecho a la libertad de expresión”, hicieron lo propio a través de cartones o caricaturas donde hacían mofa de la situación.
Hace casi 70 años de este hecho y parece que la historia se repite, pero ahora en nuestro propio país; duele mucho la falta de empatía y humanidad que hay en México, y más allá de si les cae bien el Presidente o no, estoy seguro de que usted, que está leyendo esta columna, conoce a alguien que enfermó de covid-19 o se ha enterado de las complicaciones y dificultades que trae no solo para quien lo padece, sino para el círculo cercano.
El desgaste y la desesperación por salvar la vida de un ser querido son un escenario que no se le desean a nadie; antes que cualquier ideología, filiación o partido político, somos seres humanos; reconozcámonos como tal, desde esa vulnerabilidad y fragilidad humana que nos ha expuesto el virus. Situémonos desde la empatía y la solidaridad, ninguna vida vale más que otra, ni hoy ni nunca.
Hoy en día, la situación de salud es muy delicada, cada vez es más común ver en redes sociales gente buscando tanques de oxígeno o preguntando por conocidos en un hospital para poder ingresar a su familiar; sigamos cuidándonos y extrememos precauciones ante una pandemia que no cede y donde debemos cuidarnos todos. #QuedateEnCasa
ESTA COLUMNA APARECIÓ ORIGINALMENTE EN EL SOBERANO