Las cumbres y eventos internacionales para discutir un problema sobrediagnosticado como el cambio climático son más tradición anual que otra cosa. Sin el compromiso de los países ricos de fondear acciones para mitigar los efectos del cambio climático la cumbre no es más que una pasarela de variopintos personajes, algunos tan dudosos e infames como Felipe Calderón. La mayoría de las ayudas de países ricos son en forma de créditos, no contribuciones líquidas de dinero, haciendo del greenwashing un gran negocio. Ante estas pantomimas, el Gobierno de México contribuye a mitigar el cambio climático con su programa de reforestación Sembrando Vida y planteó el compromiso de México al respecto.
Antes de que Azuela decidiera cambiar su estilo a uno más surreal y psicológico, escribía un poco como Hemingway. Aunque él lo antecede, Hemingway tenía un objeto del deseo más noble y náutico que la revolución mexicana - el mar cubano. Azuela supo lidiar con lo que tenía enfrente en 1915 con un lenguaje directo y seco. No por ello es plano. Narrar como cae al suelo un federal al que habían "acostumbrado a no comer" es una estampa que brilla por su simpleza pero que también es dura y corroe. La conciencia de la violencia en medio de mezquites y nopales emerge de este libro. No se disculpa por existir. La revolución no civilizó a México, solamente desplegó fuerzas humanas y montaraces contra los intentos de modernizar el país a punta de esclavitud. Las 'limpiadas' que hacían al llegar a los pueblos los personajes de Azuela al principio son nobles pero culminan en una banda de pistoleros que cepillan el poco maíz de un campesino solamente porque pueden. Nadie gana ...