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Reseña: "Memorias de un maldito" de Jorge Verstrynge

Muchas veces desde la veleidad de la izquierda, se le regatea el respeto a todo y a todos. Urge corregir esa injusticia histórica y por eso me permito afirmar que Jorge Verstrynge es un hombre que yo respeto. Su padre nació en Malmedy, pueblo infame. Tal vez por eso siente tan bien el título de las “memorias de un maldito”.



Tuvo el tesón y la valentía de fundar un partido político. Fue un demócrata como pocos, al recibir el encargo de hacer brigadas de propaganda valientemente cuestionó a un miembro del servicio de orden acerca de si iba armado. Al descubrir que llevaba un tolete, un cuchillo y una pistola, le planta cara y le dice “esto fuera”. Sin hubiera más demócratas con la mitad de fibra que demostró él en ese incidente, viviríamos en un mundo distinto.

Un hombre viejo que admite “poco tiempo me duró la euforia del ascenso” bien sería faro que ilumina a los demás al pasar de la derecha a la izquierda, obedeciendo violentamente los mandatos de su conciencia. Otro fragmento revelador: Con Fraga, crea una visión de España como un país que valga la pena y cuenta - «Está claro que se podría aplicar otra política para este país» y sigue, contando de su abrazo a "una visión populista de un país grande, respetado y europeo, pero preocupado—y no sólo por el lado izquierdo— por la gente de a pie...".

Cuando la ideología y el apellido están al mismo nivel, se está ante un gran hombre. Es el caso de Verstrynge. De él me llevo la recomendación de jamás ser policía, ni juez, ni militar, ni cura, ni banquero.

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Reseña: "Los de Abajo" de Mariano Azuela

Antes de que Azuela decidiera cambiar su estilo a uno más surreal y psicológico, escribía un poco como Hemingway. Aunque él lo antecede, Hemingway tenía un objeto del deseo más noble y náutico que la revolución mexicana - el mar cubano. Azuela supo lidiar con lo que tenía enfrente en 1915 con un lenguaje directo y seco. No por ello es plano. Narrar como cae al suelo un federal al que habían "acostumbrado a no comer" es una estampa que brilla por su simpleza pero que también es dura y corroe. La conciencia de la violencia en medio de mezquites y nopales emerge de este libro. No se disculpa por existir. La revolución no civilizó a México, solamente desplegó fuerzas humanas y montaraces contra los intentos de modernizar el país a punta de esclavitud. Las 'limpiadas' que hacían al llegar a los pueblos los personajes de Azuela al principio son nobles pero culminan en una banda de pistoleros que cepillan el poco maíz de un campesino solamente porque pueden. Nadie gana ...

Reseña: El rey viejo de Fernando Benítez

Es un azar. Los que nos eran leales nos traicionaron, los que fueron traidores pueden salvarnos. no sabemos ya nada de nada. — Extraño país el nuestro. — Es un país corrompido hasta la médula de los huesos -suspiró. Enrique a Carranza, en medio de su huída. El sueño y desencanto de un burócrata con aspiraciones de intelectual perfila muy bien el momento de quiebre que tal vez pasaron los secretarios de este nuevo régimen. Ellos, al igual que Enrique, el burócrata de El rey viejo, fueron violentamente atravesados por la crudeza de la política mexicana cuando creyeron que podían acceder a las glorias del gobierno y hacer historia sin penurias o dificultades. "No hay un gran mexicano que no sea o haya sido un fugitivo". No me simpatiza la causa legalista de Carranza pero la corta novela ayuda a forjar una extraña empatía del orden ante el caos de los mexicanos que no se cansaban de guerrear entre ellos, cambiando de bando conforme la necesidad, la codicia y ...