El gobernador Alfaro no le tiene paciencia al periodismo, eso es bien sabido. Pero tampoco le tiene paciencia a su propio equipo, que por incompetencia u omisión le dejaron en ridículo al exhibir en rueda de prensa una cadena apócrifa de WhatsApp como fundamento del regreso a clases ante la escalada de casos de COVID19. Esto junto con las recientes inundaciones en Zapopan pone al descubierto que los gastos en bebidas alcohólicas con el fondo covid son síntomas de la enfermedad que padece todo el gobierno de Jalisco. La enfermedad de la soberbia, la hipocresía y la corrupción que agrava el mal manejo de la pandemia, donde se sigue apelando a la inexistente responsabilidad individual para resolver un problema colectivo.
Antes de que Azuela decidiera cambiar su estilo a uno más surreal y psicológico, escribía un poco como Hemingway. Aunque él lo antecede, Hemingway tenía un objeto del deseo más noble y náutico que la revolución mexicana - el mar cubano. Azuela supo lidiar con lo que tenía enfrente en 1915 con un lenguaje directo y seco. No por ello es plano. Narrar como cae al suelo un federal al que habían "acostumbrado a no comer" es una estampa que brilla por su simpleza pero que también es dura y corroe. La conciencia de la violencia en medio de mezquites y nopales emerge de este libro. No se disculpa por existir. La revolución no civilizó a México, solamente desplegó fuerzas humanas y montaraces contra los intentos de modernizar el país a punta de esclavitud. Las 'limpiadas' que hacían al llegar a los pueblos los personajes de Azuela al principio son nobles pero culminan en una banda de pistoleros que cepillan el poco maíz de un campesino solamente porque pueden. Nadie gana ...