Comienzo. "Lo que te voy a decir es sumamente serio. Tú sabes si aceptas o no." La voz continúa. Se va a revolver el agua. Levántate conmigo. ¿Qué tienes que perder, muchacho? Un extravío del destino lleva a un joven rural a convertirse en un bravío revolucionario, que después de ganar algunas escaramuzas agrega adeptos a su séquito que conforme se hace más nutrido, va creciendo en reputación y respeto, fuera de toda proporción a las batallas que ha ganado y algunas que ha perdido. La ductilidad del joven lo transforma en un hábil cabalgador de su propia reputación, hasta que llega a una ciudad en donde la deferencia se termina. Las cosas ya no suceden en automático. Hay que hacer jaripeo con las ambiciones y rangos militares de los demás. Hay que someterse, ser útil y hacerse de un nombre. Miembro del Cuerpo de Policía Rural Mexicano en tren durante la Revolución. Esta fotografía apareció publicada por primera vez en la Revista de Revistas. Mayo de 1912, por Manuel R